Servando T. de Mier y José E. González iniciadores del pensamiento social en Monterrey

Servando T. de Mier and José E. González, initiators of social thought in Monterrey

Fecha de recepción: 24 de mayo de 2021 / Fecha de aprobación: 22 de junio de 2021

 

Benigno Benavides Martínez1

 

Resumen

El problema planteado en este ensayo es el de la posibilidad de explicación del surgimiento del pensamiento social en una sociedad local, o más específicamente, sobre el origen de la sociología en una sociedad con características diferentes a aquellas en las que se originó y se desarrolló la teoría sociológica.

El objetivo consiste en vincular la producción de teoría social de autores locales con el análisis de la misma sociedad en el marco de la teoría social en general. El estudio se hace a través del análisis de libros, artículos y reportes de investigación académicos que se han producido en Monterrey o que toman a la sociedad regiomontana como objeto de análisis.

Los resultados obtenidos indican el reconocimiento que se tiene del pensamiento social como área de estudio y como actividad ocupacional, pero evidencian el alejamiento de la explicación de la sociedad local y de sus problemas.

Palabras clave: Sociedad local, sociedad regiomontana, realidad social

 

Abstract

The problem posed in this essay is that of the possibility of explaining the emergence of social thought in a local society, or more specifically, about the origin of sociology in a society with characteristics different from those in which it originated and developed the sociological theory.

The objective is to link the production of social theory by local authors with the analysis of the same society within the framework of social theory in general. The study is done through the analysis of books, articles and academic research reports that have been produced in Monterrey or that take Monterrey society as the object of analysis.

The results obtained indicate the recognition of social thought as an area of study and as an occupational activity, but they show the departure from the explanation of local society and its problems.

Keywords: Local society; Monterrey society; social reality

 

Introducción

La sociología ha sido llamada la ciencia de la sociedad (Adorno, T. W. y Horkheimer, M., 1969) en alusión a su objeto de estudio, de lo que se pudiera esperar que elaborase explicaciones acerca de lo que es la sociedad, su constitución, su dinámica y sus problemas, entre otros asuntos relevantes, por lo que si se pretende encontrar o elaborar explicaciones acerca de la sociedad se estaría recurriendo a la sociología. El asunto que se pretende abordar en este ensayo consiste en el análisis de la posibilidad de estudio de las producciones teóricas referentes a lo social, elaboradas por los intelectuales locales de la misma sociedad, la cual han estudiado y tratan de explicar en la especificidad de su constitución y dinámica, dentro de los contextos nacionales y valiéndose de la teoría sociológica prevaleciente en su época. La sociedad local a la que se hace referencia es la constituida tomando como base a la ciudad de Monterrey, al norte de México y cercana a la frontera con Estados Unidos, la cual fue fundada el año de 1596, pero que tomó relevancia solo a partir de la segunda mitad del siglo XIX por su desarrollo industrial.

El problema fundamental que se plantea es el de la explicación acerca del surgimiento del pensamiento social, o más específicamente, sobre el origen de la sociología en una sociedad con características diferentes a aquellas en las que tradicionalmente se originó y prosiguió con su desarrollo. Inicialmente podemos puntualizar que la sociedad de Monterrey se vuelve geográficamente estratégica por su cercanía, a un poco más de doscientos kilómetros, de la frontera con Estados Unidos. Históricamente la frontera entre los dos países se recorrió en 1848, como consecuencia de la derrota mexicana en la guerra iniciada desde 1846, lo que trajo como consecuencia que Monterrey interactuara directamente en la economía de Estados Unidos, la cual ofrece un impulso de gran magnitud para el emprendimiento económico de la región. En este contexto, se constituyeron dos ámbitos de actividad para los habitantes de esta región, el primero fundado por la nueva geografía y el segundo por la dinámica de industrialización impulsada por la economía estadounidense, con sus derivaciones sociales, específicamente propiciando el origen incipiente de un empresariado industrial, mientras que, en la esfera política, esta región se mantiene alejada del control del poder central nacional (Cerutti & Hernández-Vicencio, 2001). Estas características confieren cierta especificidad a la sociedad de Monterrey y la hacen diferente al resto de México, cuyas diversas regiones conservaban la tradición minera, rural y con escasa industrialización, dirigidas política y socialmente por una élite aristocrática heredera del dominio colonial español, valiéndose del poder militar.

El problema que se pretende analizar en este estudio consiste en que, a pesar de los desarrollos teóricos, técnicos y metodológicos de la sociología se construyen predominantemente sobre referencias a la sociedad europea y estadounidense, mientras que, otras sociedades se tendrían que acomodar a esas creaciones teóricas. Como alternativa se destaca la producción teórica de autores locales buscando en ellas referencias explicativas a una sociedad local, en este caso la sociedad de Monterrey, México. Para el propósito descrito se han seleccionado dos autores considerados como representativos del pensamiento social de la región debido a sus producciones teóricas y por las repercusiones de su actividad política y social, ellos son: Servando Teresa de Mier y José Eleuterio González, quienes vivieron durante el siglo XIX y participaron en la formación de la nación mexicana y de la región. Inicialmente se ha considerado pertinente, recuperar los elementos básicos de la sociología y desde esa perspectiva, valorar la posibilidad de explicar lo local a través de del análisis de las elaboraciones teóricas y finalmente poder llegar a una conclusión.

 

Fundamentos sociológicos

Sería muy difícil precisar cuándo y más aún, la manera como se origina un estudio sociológico, aunque sea posible presumir que la reflexión acerca de lo social inicia con la propia sociedad, aún antes de que esta reflexión se formalice en el pensamiento social, bajo la presunción de que sociedad y reflexión son parte de la misma unidad, ya que no podría pensarse en una sociedad si esta carece de un sentido, por más primitivo que éste pudiera parecer, además de pensar en lo que hacen los individuos para sí mismos y para la colectividad. Los estudios sociológicos identifican elaboraciones teóricas sobre el pensamiento social (Adorno, T. W. y Horkheimer, M., 1969) que se remontan a la antigüedad clásica a través de autores como Platón y Aristóteles, quienes indiscutiblemente analizan la sociedad de su tiempo y a quienes, siguiendo el criterio anterior, deberíamos de considerar como iniciadores de la teoría social.

Se puede decir que la sociedad se convirtió en objeto de estudio científico cuando se lograron conjugar por lo menos dos condiciones: por un lado, la generación de suficientes estudios académicos que produjeran conocimientos sólidos sobre este tema, los cuales configuraron una entidad, cuyos componentes, modelos ideales, problemas, conceptos, orden, coherencia y procesos de cambio, podían explicar lo que los individuos hacen en el contexto de la sociedad. Por otro lado, la sociología se consolidaría si los estudios se hacían con suficiente rigor científico y se interpretaban racionalmente los hallazgos. Los sociólogos, como estudiosos de la sociedad, actuarían inicialmente con las mismas herramientas que cualquier otra ciencia y no es de extrañar que su fundador, Augusto Comte, ubique a la sociología en un contexto de continuidad con las demás ciencias (Muglioni, 2000) que estudian los fenómenos físicos, la naturaleza, la vida y el hombre.

La sociología se define como el estudio de la sociedad, pero además de su pretensión científica se fundó con una intención moral en el sentido de servir como fundamento para provocar cambios que mejoraran la vida de las personas en su convivencia social. La sociología se concibió, en cierto modo, como una forma de ciencia aplicada debido al contexto histórico que se vivía cuando surgió, marcado por grandes transformaciones (Castro, 2016) provocadas por sucesos como la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos; además de cambios radicales en las formas de producir a través de las industrias con base en máquinas para la producción de mercancías aprovechando el ascenso del comercio internacional. En el ámbito de la cultura y de la política ya se habían asentado las ideas de libertad e igualdad de todos los seres humanos, por lo que las transformaciones al interior de las relaciones sociales propiciaban la participación de todos los individuos en la conducción de la sociedad, dejando de lado la preeminencia de los sectores aristocráticos y monárquicos y poniendo en entredicho el monopolio cultural que había manejado la iglesia desde siglos atrás. Los rápidos cambios sociales, políticos, económicos y culturales que se estaban celebrando, por más radicales que fueran, no pueden por sí mismos provocar el surgimiento de una disciplina con aspiraciones científicas, puesto que se requiere, además de los problemas sociales que ocurren, que se construya una reflexión, que puede ser inicialmente especulativa, pero que más tarde debe tender hacia lo racional, intentando convertirse en un conocimiento científico, lo cual es siempre una empresa colectiva y solo se logrará si se conforma un equipo de científicos que colaboren en sus trabajos para dar sustento al conocimiento que se está generado. Se podría hablar en este caso en el surgimiento de un conjunto de científicos que, aunque no colaboren entre sí de manera explícita, sí conocen y que se valen de los trabajos de unos y de otros con finalidades semejantes, constituyendo de hecho, una especie de comunidad diferenciada del resto de la sociedad, pero reconocida por ésta.

La sociología recién fundada se configuró con los elementos que tenía a su alcance, tanto materiales como intelectuales, por lo que no es de extrañar que las referencias hacia alguna sociedad en lo particular se dirigían a la sociedad europea de fines del siglo XVIII y de la primera mitad del siglo XIX, resultando de ello, que las sociedades no europeas quedaran fuera de los enfoques de los estudios sociológicos en esa época. Como alternativa para su estudio, los no europeos tendrían que suponer que las características de la sociedad europea, de algún modo estarían presentes en el resto de las sociedades anticipando que, si no lo estaban en ese momento, lo estarán en el futuro. La sociología de esta época ha sido considerada como una disciplina, en cierta forma poco desarrollada, perteneciente a una etapa prehistórica de esta ciencia social (Bottomore, 1974) en la que dominaba un afán enciclopedista al pretender que el estudio sociológico podía abarcar a toda la humanidad a lo largo de toda la historia.

La sociología en sus orígenes se referenciaba decididamente hacia un eurocentrismo enmarcado en la modernidad, pero además se caracterizaba también por sus pretensiones evolucionistas bajo la investidura de determinaciones de carácter científico como ciencia positiva, por lo que se atrevía a predecir el futuro de la humanidad con base en el estudio de las sociedades europeas de la modernidad.

Para atender su tendencia hacia la cientificidad la sociología se fundamentó en una metodología (Alejandre, 2007) que, si bien procedía inicialmente de las ciencias naturales y exactas, pronto se desarrolló por los requerimientos de sus propios problemas de investigación sociológica. La definición de problemas sociales fue fundamental para explicar sus posibles causas buscándolas precisamente en la misma sociedad. Los procedimientos estadísticos y las técnicas de investigación posibilitaron el desarrollo de la sociología y la convirtieron en una ciencia son referencias concretas a situaciones o fenómenos sociales bien definidos, dejando atrás lo difuso del supuesto universalismo de las explicaciones, el cual se había importado desde las ciencias fácticas. Definir un problema social podría convertirlo en un problema de estudio de la sociología, pero solo puede ser abordado a partir de ciertos principios metodológicos y de ciertas técnicas confeccionados para la recolección y posterior explicación del fenómeno estudiado. El desarrollo de la metodología de investigación sociológica no se puede hacer sin tener un sustento filosófico que le dé sentido a lo que se investiga y al procedimiento mismo de investigación.

 

La sociedad local

La sociología, definida por su objeto de estudio, comprende un amplio campo para el análisis de todo lo que se pueda incluir en el concepto de sociedad como conjunto de individuos en relación y organización ubicados en un tiempo que se remonta en la historia y no vislumbra su terminación en el futuro, aunque sus referencias se reduzcan a cierta sociedad de cierta época. La definición de sociología con base en su objeto conlleva la propia problemática para su estudio, por lo que rápidamente se comenzó a reflexionar sobre el objeto de la sociología distinguiendo lo que se entiende por sociedad en oposición a su más cercano concepto que es el de comunidad. Por comunidad se entiende una entidad previa en el tiempo a la sociedad, la cual se constituye por individuos que viven cercanos tanto geográficamente como culturalmente, que comparten bienes y males y en general las formas de pensar, que se reconocen entre sí como pertenecientes a una misma agrupación que ha habitado el mismo espacio geográfico hasta por generaciones (Tönnies, 1987). La sociedad, en cambio procede del proceso de individualización, al centrarse en ellos mismos, los individuos requieren convertirse en seres formales, capaces de establecer relaciones dentro de las normas de las instituciones sociales, las cuales se resumen en formas de contrato para regular esas relaciones. Para poder vivir en una sociedad se requiere multitud de intercambios de todo tipo pues prácticamente el individuo no produce casi nada de lo que necesita, el orden se convierte en uno de los principales requerimientos para dividir el trabajo y poder dar unidad a la dispersión de intereses, lo cual conduce a la formación del estado.

Un problema que tarde o temprano aparece en una disciplina es el de la validez de sus conceptos fundantes para seguir explicando una realidad que ha cambiado a través del tiempo. En el caso de la sociología, la dinámica se impone desde su objeto de estudio, que es por demás cambiante, lo que hace imposible mantener una definición elaborada inicialmente para una sociedad en lo particular. El concepto de sociedad, el cual es central para la disciplina, podía referirse primeramente al conjunto de individuos organizados en torno al logro de ciertos fines, pero su cobertura como concepto abarcaría todo tipo de agrupación, desde una pequeña familia, hasta sociedades de amplitud internacional. Quizá el suceso más significativo en esta problemática se presenta a fines del siglo XX debido a la emergencia de relaciones económicas, políticas y sociales que alcanzaban dimensiones globales, por lo que se utilizó más frecuentemente el concepto de sociedad global (Ianni, 1996) para referirse a la sociedad constituida prácticamente por toda la humanidad, la cual tomaba sentido debido a la integración de los países a raíz de la desaparición del bloque soviético y al desarrollo de las tecnologías de información y comunicación.

La problemática suscitada por la globalización impactó en forma aguda a la teoría sociológica debido a que cuestiona sobre si es ésta una nueva especie de sociedad, diferente a las que hemos conocido o si es solamente la intensificación las relaciones entre sociedades nacionales favorecido por la eliminación de barreras políticas del bloque soviético y por los medios de comunicación e información. La admisión de una nueva sociedad traía consigo la necesidad de otros conceptos (Beck, 2002) como el de ciudadanía global el cual presentaba el mismo problema que el de la sociedad global, pues su referencia a una realidad era en cierto modo forzada. Por otro lado, los conceptos nuevos no se ensamblan de buena manera con los ya establecidos, pues las sociedades nacionales, sus culturas, leyes y fronteras persistían junto con la globalización y sus nuevos ciudadanos. También persisten las etnias al interior de los países con sus culturas e identidades, las cuales no se han integrado cabalmente a las sociedades nacionales, además de los procesos de migración internacional que crean innumerables conflictos en su integración a las sociedades nacionales.

Una de las consecuencias no esperadas de la globalización, es la de haber generado condiciones para que situaciones y problemas locales sean conocidos a nivel mundial, aprovechando los diversos medios de comunicación y las instancias de carácter internacional. En este sentido, ubicarse en una posición desde la globalización permitió, además del conocimiento, algunos modos de análisis de situaciones que, por su específica ubicación local, antes ni siquiera eran conocidas, lo cual podía promover la participación global en las problemáticas locales, por más lejanas que parezcan. Lo global, permitió que lo local fuera tomando relieve al trasponer los límites tradicionales de los países. Especialmente significativo para la emergencia de lo local, fue que la globalización puso de manifiesto la multiplicidad de variaciones que podía tener la sociedad en las expresiones locales.

En el ámbito económico, la importancia de lo local ya se había manifestado a través de nociones como la de desarrollo local (OECD, 2012) el cual se centra en la promoción de una ciudad, zona o región para aprovechar las ventajas geográficas, económicas, políticas, sociales o culturales que pudiera tener. El desarrollo se conseguiría a través del impulso hacia las instituciones relacionadas que pudieran favorecer los procesos económicos, como los mecanismos financieros, medidas políticas, comerciales, educación y democracia. El desarrollo económico local implica a toda la esfera nacional, por lo que se debe vislumbrar las relaciones entre lo local y lo nacional debido a que el éxito económico de una ciudad o región puede atraer un crecido número de inmigrantes y acentuar las divisiones existentes al interior del país, pero sobre todo, se pueden crear ciertas élites locales con ánimos independentistas del resto del país, las cuales se integran en una identidad local en torno a ideas de progreso, desarrollo y bienestar. Esta situación trastoca las instituciones políticas en el conjunto nacional, las cuales deben responder a los nuevos requerimientos para hacer posible la extensión de los beneficios económicos al resto de la sociedad nacional.

En cuanto a la identidad local, ésta se establece previa a la nacional, pues la idea de nación se constituye modernamente al lado de la de estado para fundirse como estado nación. El proceso, sin embargo no es simultáneo como combinación de ambas entidades, sino que más bien, es el dominio político de cierta etnia o nación la que se impone en un territorio sobre otras etnias o naciones a las cuales trata de integrar bajo el supuesto de que las etnias dominadas se integrarán a la dominante al asimilar su cultura e identificarse con su identidad, pensando que paulatinamente dejarán en el pasado su anterior identidad, sobreviviendo solo como parte de la riqueza cultural de la nación o como parte de la diversidad de culturas que integran la nación. Sin embargo, la identidad local se considera políticamente como una amenaza a la identidad nacional, debido a que rara vez una cultura desaparece por completo ya que se puede seguir sustentando en tradiciones, lugares, objetos, manifestaciones artísticas, pero sobre todo porque la identidad local es una relación directa entre los individuos que la conforman.

La importancia de la distinción de lo local con respecto a otros elementos de la teoría sociológica cobra relevancia sobre todo, al relacionar el concepto de sociedad puesto que éste es un concepto central de la teoría, pero como todo el armazón teórico, se puede contextualizar en un referente histórico y geográfico que en este caso corresponde a Europa del siglo XIX. Si la sociología se define como el estudio de la sociedad, es porque ha visualizado ese objeto, aunque realmente el concepto sea mucho más amplio que su referente. El concepto de sociedad (Rendón, 2001) nace en oposición a otros conceptos como el de aristocracia, monarquía, ejército y religión, pretendiendo abarcar a todos los hombres considerándolos por igual y en conjunto como formando un todo unido. Pero pronto el concepto de sociedad debe ser redirigido hacia objetos más específicos de donde surgen una serie de conceptos secundarios siguiendo diversos senderos señalados por líneas como la histórica, en la que la sociedad es marcada con una etapa histórica como sociedad primitiva, medieval, etc. También el concepto de sociedad se suele aplicar para designar la actividad dominante de una sociedad como actualmente se hace con conceptos como el de sociedad de conocimiento o sociedad industrial. Inclusive, el mismo concepto de sociedad se aplica a tendencias políticas, económicas y culturales, buscando especificidad en sus designaciones, pero restringiendo su alcance.

La idea de sociedad local se problematiza porque se contrapone especialmente a la idea de sociedad nacional y porque atrae otros elementos de análisis como el de la integración forzada de todas las regiones a la nación, y el manejo político y económico únicos. El concepto de sociedad local no puede ser simplemente aplicado a todas las ciudades o regiones, puesto que en ese caso solo cambiaríamos unos términos por otros para referirnos a la misma realidad. Una sociedad local primeramente debe ser reconocida como diferente a la nacional o regional y no confundirse con la idea de comunidad o de etnia, aunque tengan relación y se establezcan referencias entre los conceptos. Una forma sencilla de aproximarse a la idea de sociedad local es la que hemos seguido con base en resaltar su oposición a otros conceptos que se asocian al de sociedad, pero sin duda, el concepto con el que se puede obtener la mejor caracterización del término sea el de la globalización (Guy, 2009) debido a que es el de mayor actualidad y cobertura. La globalización ha desbancado del cuadro conceptual de la sociología al concepto de sociedad nacional, debido a que el funcionamiento del sistema social se verifica a nivel global, lo cual era pretendido cuando se usaba el término sociedad para referirse a toda la humanidad, pero cuando ahora hablamos de sociedad lo hacemos en el sentido de sociedad global. La oposición entre local y global funciona porque se salta las fronteras nacionales que aun delimitan sociedades políticas nacionales de tal modo que, en lugar de considerar relaciones entre naciones, se establecen relaciones entre procesos sociales, políticos, culturales y sobre todo económicos a nivel de entidades locales en todo el mundo.

La sociedad local no puede compararse con la sociedad nacional más que en términos conceptuales, pero sin usar referentes específicos, en este sentido es conveniente resaltar las características de la sociedad local. En primer lugar, la sociedad local debe haberse diferenciado de la nacional, aunque sigue siendo parte de ella debido a su historia, en la actualidad resaltan más diferencias que similitudes. Al igual que el pasado político compartido a semejanza de una parte con el todo, se comparte igualmente, todo lo heredado del pasado como modos de vida y cultura, pero lo que más da sentido a la afirmación de lo local radica en que ha emprendido un desarrollo propio diferente al de otras sociedades locales y a la nacional. La tendencia de lo local a diferenciarse de la sociedad regida por el estado nacional contrasta con la otra tendencia de enfocarse a lo global, en donde se encontrarían muchas más semejanzas, no por lo que tienen de iguales, sino por los procesos de los que forman parte y que les confieren cierta organicidad. La globalización une sociedades locales con otras, aunque pertenezcan a países lejanos y lo hace con mucha más fuerza más que la pertenencia a un país, pero a diferencia de la unidad nacional, las cohesiones basadas en relaciones a nivel global son fácilmente cambiantes, su historia es efímera y no generan identidad. Con respecto al aspecto cultural tampoco se establece una nueva cultura como resultado de las cohesiones recientes entre sociedades locales, pues continúan manteniendo sus costumbres, su lenguaje y su identidad referida a su nación.

El principal énfasis que sustenta una sociedad local es lo que puede generar en cuanto a cultura, puesto que es lo que le da sentido para sí misma y para edificar las diferencias. Si bien se puede dar por aceptado que la sociedad se verifica por las acciones que realizan los individuos que la constituyen, se puede pensar del mismo modo que las acciones siguen las estructuras establecidas en la sociedad y que éstas son en alguna medida fijas, pero que no necesariamente son siempre las mismas, sino que es posible que se formen estructuras que marquen acciones diferentes a las que los individuos han realizado cotidianamente, éstas estructuras son reconocidas como de oportunidad (Fine, 2010) que posibilitan que los significados culturales locales se puedan expresar y que tienen sentido para los integrantes de la sociedad local específicamente. La cultura local también permite reflexionar sobre lo que es la sociedad en el contexto de lo nacional y de lo global, lo cual se va afirmando en las acciones de sus integrantes.

En un sentido amplio se puede decir que existirían multiplicidad de sociedades locales, aunque más estrictamente la sociedad local debe expresarse como tal, por lo que se mencionaría a la cultura como el elemento significativo para reconocer lo local en la misma sociedad y como uno de sus componentes fundamentales a la identidad, la cual es importante debido a que es la forma como los individuos se sienten parte de la sociedad y lo que les permite mantener el intercambio comunicativo de significados culturales y la cohesión (Orduna, 2012) de su sociedad local. La identidad local se asume libremente, ninguno de sus integrantes está obligado a aceptarla, ni siquiera se reconoce en los sistemas jurídicos y no llegan a ostentar el rango de estado. La identidad local se construye sobre la historia compartida que tienen sus integrantes, quienes se sienten identificados entre sí como parte de una misma sociedad. Evidentemente comparten intereses, sobre todo, económicos que deben mantener y proteger, por lo que se puede hablar, además de sociedad local, de desarrollo económico local.

La idea de una sociología local se basa precisamente en poder asumir la particularidad de una sociedad como objeto de estudio diferente a las definiciones anteriores, la cual reclama de explicaciones apropiadas para esa realidad y comprensión del papel de los actores sociales diferentes a los tradicionales y específicos de cada sociedad quienes se mueven en estructuras emergentes o de oportunidad. La explicación sociológica se hace sobre un objeto que genéricamente se conoce como sociedad, aunque sus variaciones puedan ser abundantes y sus explicaciones sean generales y a veces alejadas de la realidad que se pretende explicar. Un problema de gran relieve en cuanto a la explicación sociológica es que ésta se estructura a la manera de las ciencias físicas, pensando que el objeto de estudio siempre actúa del mismo modo, cualesquiera que sean las circunstancias o lugares en los que se presente, además de pensar que el objeto siempre ha sido el mismo a lo largo de la historia. Lo que hemos llamado sociedad, evidentemente que ha cambiado y sigue cambiando a través del tiempo, lo cual no ocurre o no lo hace con la misma velocidad en el mundo de los objetos físicos, por otro lado, y quizá la más importante de las cualidades de la sociedad, es que los individuos tienen cierta capacidad de asumirse como agentes de las direcciones del cambio, por lo que se convierten en sus promotores, e incluso, por el contrario de la conservación de la situación prevaleciente. En este sentido, la sociología no puede adoptar las mismas posturas epistemológicas que cualquiera de las demás ciencias y por consecuencia no puede adaptar su objeto al de otras ciencias.

La sociología adoptó ciertos criterios epistemológicos de las ciencias físicas en las épocas tempranas de su fundación, debido a las aspiraciones al reconocimiento del estatus científico de los nuevos conocimientos acerca de lo social y debido a una serie amplia de conocimientos previamente elaborados desde la esfera del conocimiento común por lo que le urgía adjudicarle la categoría de cientificidad a sus elaboraciones teóricas (Bourdieu, Chamboredon, & Passeron, 2002). Posteriormente la sociología tomó su propio rumbo epistemológico al apreciar en su verdadera dimensión a su objeto de estudio, para orientarse a generar sus propios preceptos epistemológicos, aunque persistiendo el problema, a pesar del desarrollo de una epistemología racional y a pesar de la elaboración y perfeccionamiento de técnicas apropiadas a los preceptos epistemológicos, subsiste el problema de que el sociólogo necesariamente es parte del objeto que estudia y que obviamente no supone que esto influya en su investigación científica, lo cual se puede enunciar como que el etnocentrismo no requiere de supuestos, pero los estudios de las culturas fuera de Europa, se tienen que justificar contantemente acerca de que frecuentemente el investigador es señalado como perteneciente a la cultura que estudia y por lo tanto sus hallazgos deben ser revisados y muchas veces cuestionados, bajo esta limitante. Contrariamente a la revisión de las elaboraciones teóricas de otras culturas, las que provienen de Europa y de Estados Unidos, nunca se les cuestiona esta limitante, ni se revisa la postura epistemológica de los investigadores con respecto a su pertenencia a la misma sociedad que estudian.

El origen de la sociología se ubica en el contexto del positivismo asociado al universalismo que no reconocía más que generalidades en los estudios científicos, por lo que la atomización de los objetos de estudio no correspondía a la pretensión de explicar la totalidad de los fenómenos definidos bajo el concepto de sociedad. Esta sociología fue producida en Europa y en Estados Unidos, pretendiendo explicar su propia sociedad, pero con la pretensión de hacer extensivas sus explicaciones a cualquier sociedad, por más diferencias que pudiera tener con las sociedades tomadas inicialmente como modelo. Debido a su origen geográfico, la sociología europea ha sido calificada como sociología del norte o más precisamente como del Atlántico norte, impropia para el estudio de sociedades fuera del área geográfica del norte, mientras que no fueron escasos los esfuerzos para realizar estudios sociológicos apropiados para el calificado sur (Burawoy, 2016), estableciendo un proceso para indigenizar a la sociología dirigida al estudio de estas sociedades. Evidentemente, la postura de indegenizar contradice la tendencia de la explicación universal de la sociología, por lo que se puede esperar que se presenten cuestionamientos a esta postura, pero, sobre todo, se presenta cierto desinterés por estos estudios debido precisamente a su propia particularidad en el contexto de la tendencia a estudiar fenómenos en la sociedad global con posibilidades mucho más amplias de interés y de relación con otros campos de investigación.

Europa y Estados Unidos son sociedades productoras de sociología, mientras que las sociedades del llamado sur global, quedan al margen del foco de esta sociología, llegando a generar solo ciertos explicaciones limitadas a señalar algunas situaciones fuera del foco de visibilidad de la ciencia social como el de “southern theory” (Dados & Connell, 2012), lo cual responde más a la urgencia de atender problemas de la economía y la política actuales, que a la intención de elaborar producciones teóricas explicativas de sociedades presumiblemente diferentes y que no pueden ser categorizadas simplemente por su ubicación geográfica ni por su grado de desarrollo comparativo con las sociedades centrales.

 

El pensamiento social de Servando Teresa de Mier

En el sentido descrito, se identifican igualmente ciertos autores que evidencian las expresiones formales sobre la reflexión social, antes de la llegada de la sociología desde el extranjero. En el caso de Monterrey el personaje identificado como iniciador de estas reflexiones es Fray Servando Teresa de Mier, conocido más comúnmente como el Padre Mier (1763-1827), quien participó activamente en el movimiento de independencia y en la vida política de la recién creada nación mexicana. Su pensamiento social se orienta por la idea de igualdad que deben tener todos los habitantes del imperio español, sin diferenciarlos por su lugar de nacimiento puesto que todos son súbitos del mismo rey, ya fuera que hubieran nacido en la península ibérica o en el continente americano. Servando Teresa de Mier nació en Monterrey, capital del Nuevo Reyno de León, en la Nueva España, pero le tocó participar en la transformación política de la colonia española hasta convertirse en una república. La independencia no solo fue un cambio en la política, sino que trajo consigo toda una revolución social, sobre todo en cuanto a la categoría de igualdad entre los individuos, sin importar su lugar de nacimiento, ni su linaje, ni su etnia.

En este contexto es donde resalta la obra de Servando Teresa de Mier, por su destacada participación en la lucha por la igualdad desde su posición dentro del entramado social de la época, lo cual lo ha llevado a ser el personaje nuevoleonés más celebrado en cuanto al pensamiento social. Como hombre de su época viviendo en medio de una sociedad dominada por las ideas nobiliarias, afirmaba las cualidades aristocráticas sobre sus orígenes familiares y confirmaba su condición de Fraile integrado a la corporación religiosa. Sobre esto, uno de sus principales biógrafos (González, Biografía del Benemérito Mexicano D. Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, 1876), identificaba al Padre Mier como descendiente de los Duques de Granada y de los Marqueses de Altamira en España, ya en la Nueva España se podía seguir entre su ascendencia a un Oidor, un Inquisidor, un Gobernador Capitán General y a un Escribano, además de otras distinguidas personalidades, por lo que se decía de familia nobilísima en España y en América (Mier, Apología, 1876). Por su origen se consideraba “español”, aunque bien se sabe que su demanda principal sería la igualdad de americanos y españoles a través de la independencia. Por otro lado, sus estudios lo inclinaron a la carrera religiosa en la que se desempeñó toda su vida. Tal vez por esa razón defendía a la nobleza y criticaba a los republicanos franceses, después de la revolución por la destrucción que habían causado. Los lujos, la opulencia y la riqueza no serían problemas para la sociedad, puesto que promovían el trabajo de artesanos y proporcionaban cierto bienestar para el pueblo en su conjunto.

La principal polémica que sostuvo el Padre Mier fue acerca de la legitimidad de la monarquía española por autonombrarse como representante de la fe cristiana en América, lo cual era negado por Mier argumentando la presencia de evidencias religiosas antes de la llegada de los españoles. Las razones de la controversia las expuso en ocasión de un aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe, cuando fue comisionado para dar el sermón correspondiente en el Santuario de Guadalupe en 1794, lo cual le ocasionó la oposición de importantes personajes de la iglesia y del gobierno novohispano debido a que, siguiendo tradiciones de otros estudiosos de la aparición de la Virgen, afirmó que ésta no era producto de la presencia de los españoles, sino que se remontaba mucho tiempo atrás, lo que le valió el destierro y persecución, tanto en América como en Europa, pero después de muchas penurias pudo regresar a la Nueva España para pelear por la independencia y posteriormente convertirse en diputado de la nueva nación.

Del pensamiento social de Servando de Mier, sobresale la idea de libertad, propia de la época y elevada a institución política en países como Inglaterra, Estados Unidos, Francia y por supuesto que también en España, pero de difícil implantación en las colonias españolas. Más que la independencia política de un país se lucharía en primer lugar por la libertad, puesto que de nada sirve la independencia si no se puede hacer alguna cosa o si no se puede pensar libremente. La libertad es mucho más amplia que la independencia porque abarca todas las esferas de la vida, pero juntas independencia y libertad ofrecen el ambiente necesario para la vida social. La diferencia entre ambas es que la independencia sería benéfica sobre todo para las élites sociales, mientras que la libertad lo sería para todos los individuos.

En su recorrido por diversos países, supo darse cuenta de las diferencias entre las sociedades, tanto de Europa como las de América y de Estados Unidos (Mier, Memoria político instructiva, 2003) por lo que podía percibir que las diferencias se hacían evidentes en los regímenes políticos y sociales que adoptaban. La forma republicana de constitución política era la más aceptada por las élites políticas de las naciones que apenas se estaban formando en América, imitando lo que sucedía en Estados Unidos, pero por las condiciones de pobreza e ignorancia de sus poblaciones y por la escasa actividad política de sus ciudadanos, la república será solo una idea sin fundamento en la realidad social.

Las reflexiones sobre política que hacía Mier, dada su condición de fraile dominico, las externó inicialmente a través de sus célebres discursos que pronunciaba como orador en las más importantes ceremonias políticas y religiosas en la capital de la Nueva España, el principal de ellos es el ya referido a la aparición de la Virgen de Guadalupe y otro también importante es el que pronunció en ocasión de las honras fúnebres del conquistador Hernán Cortés (Rubial, 2010), invitado por el cabildo en el cual destaca el papel de los españoles en la implantación de la religión católica en América y la “llegada de la luz a los que moraban en las tinieblas de Egipto” refiriéndose a las prácticas poco civilizadas que tenían los antiguos habitantes de México. El contenido y la intención de este discurso han sido controvertidos debido a que cuando fue pronunciado, la figura de Hernán Cortés era reverenciada como fundador de la Nueva España, además de sostener la fe católica y por su ingenio militar, pero una vez conseguida la independencia, su imagen se transformó (Rueda, 2010) en la de un conquistador despiadado, ambicioso y sin escrúpulos para conseguir los tesoros que presumía tenían los aztecas y para esclavizar a los indígenas.

Lo que es importante resaltar es que Servando Teresa de Mier se dedicaba al análisis de la sociedad novohispana en una época de transformaciones, que van desde la previa a la independencia, durante la guerra hasta los primeros años de la vida independiente, en un contexto caracterizado por las ideas de libertad e igualdad difundidas por los revolucionarios franceses, por lo que no es de extrañar su conocimiento de la obra de Juan Jacobo Rousseau, de la cual analiza específicamente El Contrato Social, obra que critica porque el autor solo se refiere al hombre en abstracto y tal hombre no existe en la sociedad (Mier, Apología, 1876), pero lo que enfatiza es la tendencia de Rousseau a lisonjear al hombre, otorgándole todo el poder y posibilidad de acción por su sola naturaleza, brindándole con un cetro que le han arrebatado manos extrañas, provocándole para la insurgencia y para el rechazo a las instituciones sociales que resguardan el orden de la convivencia, haciendo crisis en la Revolución Francesa, cuando se destruyó prácticamente todo el orden social en el nombre de un pueblo.

 

El pensamiento social de José Eleuterio González

Otro autor que se considera representativo de los orígenes de la explicación de lo social en Monterrey es José Eleuterio González (1813-1888) quien no era originario de Monterrey, pero llegó a esta ciudad siendo muy joven y ahí pasó el resto de su vida, desempeñándose como médico y profesor además de participar en la vida política y de elaborar estudios sobre medicina, ciencias, filosofía, educación, historia y moral. Se distinguió por promover la educación y la fundación de escuelas de educación superior, sobre todo para la enseñanza de la medicina y para la educación superior en general, por lo que se le considera como el antecedente más distinguido de los estudios universitarios en el estado de Nuevo León. Le tocó vivir importantes acontecimientos (Dávila, 1888) que dieron lugar a grandes transformaciones sociales y políticas en México y especialmente para la ciudad de Monterrey. De las transformaciones más importantes podemos citar, las provenientes de la frecuente situación de guerra, primero contra la separación de Texas, contra Estados Unidos, por la Reforma y contra la invasión de Francia, provocando que solo se avanzara muy lentamente en la constitución de la sociedad y en la implantación de las instituciones fundamentales que motivaran la vida social, especialmente las educativas. Lo más significativo de estas transformaciones radica en la resultante posición estratégicamente favorable en relación con la frontera con Estados Unidos, lo cual provocaría un gran impulso para la apertura y desarrollo de actividades comerciales e industriales en la ciudad, de tal modo que la ciudad se transformó, adquiriendo características de sociedad industrial.

En medio de estas transformaciones, el cultivo de la ciencia y la filosofía serían muy difíciles, sin embargo, González logró destacar en estas actividades debido su condición de médico y de educador por lo que, el estudio para él era un requerimiento constante. De entre las áreas de conocimiento abordadas por este autor se puede destacar la de historia, por su conexión con la sociología positivista vigente en el siglo XIX en Latinoamérica. En este aspecto critica la política de los españoles que fundaron la ciudad por adjudicarse para sí mismos a la población de indios mediante el sistema de encomiendas, que ya había causado bastantes daños y contribuido a provocar una sensible caída demográfica (McCaa, 1999) de esa población. Este sistema, era de hecho, una forma de división social por nacimiento en contra de los indígenas.

En otro ámbito de la historia regional, González destaca la organización militar que tenía la provincia en la época colonial, formada por una gran cantidad de ciudadanos armados, debido al abandono por parte del centro político y al poco interés que se tenía de esta región por parte de las autoridades virreinales, al igual que las eclesiásticas. Otra notoria carencia era la escasez de escuelas, de todos los niveles, propiciando un atraso en todos los aspectos culturales.

La moral ha sido un tema recurrente en la teoría sociológica debido a la idea de la unidad que debe mantener la sociedad ante el desorden, los problemas sociales y la violencia, aun y que el estado se proclame republicano y democrático y que la sociedad se declare igualitaria, por lo que no es de extrañar que este tema fuera estudiado por José Eleuterio González. Para este propósito se vale de las ideas de Jaime Balmes (1810-1848) quien se había distinguido por sus elaboraciones teóricas sobre la sociedad en general y sobre la situación de España de su época, la cual estaba envuelta en las conocidas Guerras Carlistas que pusieron en crisis la sucesión monárquica y destacaron la idea misma de la igualdad social. Balmes difundía sus ideas en un periódico llamado “La sociedad, revista religiosa, filosófica, política y literaria” (Balmes, 1873) y en el periódico “El pensamiento de la nación” los cuales seguramente se conocieron en México y fueron una fuente importante para la formación del pensamiento ético que seguía el Dr. González, apegado a los fundamentos religiosos de la moral (González, De Historia y de Moral, 2005) tomados del pensamiento de Balmes, pero en otras obras, la moral es tratada como un eminente asunto social, al ubicarla como un componente de la vida en sociedad, además de ser una cualidad del ser humano virtuoso. González concibe a la moral como la actuación del ser humano en sociedad, quien tiene que tomar decisiones en situaciones en las que se exige un comportamiento calificado como bueno, pero que no siempre es factible sin transgredir alguno de los principios morales o sin afectar indirectamente a otros, por ello, se valida la posibilidad de recurrir a principios religiosos para justificar la acción social. Con esta intención cita el caso del Agustín de Iturbide en la guerra de independencia (González, Colección de Discursos del Doctor José Eleuterio González sobre Instrucción Pública y otros Opúsculos del mismo autor , 1901) quien se distinguió por encabezar el ejército en contra de los independentistas y después dirigió la independencia hasta alcanzar la consumación, suscitando un problema de moralidad al abrazar causas contrarias. El problema se resuelve recurriendo a la religión a través de un sacerdote quien finalmente sanciona la acción de Iturbide. De este modo, se puede inferir que la religión, al igual que la moral son fundamentos de la vida social, mostrando evidencias a través de la historia.

Otro componente de la sociedad, que destaca González, es el de la instrucción, la cual es no solamente la vida del individuo sino también la de la sociedad (González, Colección de Discursos del Doctor José Eleuterio González sobre Instrucción Pública y otros Opúsculos del mismo autor, 1901). Sin la instrucción no puede constituirse la sociedad, puesto que ésta solo tiene existencia cuando está formada por individuos preparados para la vida social, pues de otro modo los individuos no instruidos responderían solo a sus instintos y no podrían establecer asociaciones para la cooperación y consecución de fines superiores a la supervivencia.

La sociedad se encuentra, por lo tanto, constituida por individuos instruidos para la convivencia, quienes son capaces de posponer sus fines egoístas para dar paso al bienestar de todos, puesto que gozan de libertad, como uno de sus grandes atributos. En sociedad el hombre trasciende a su propia existencia individual para quedar inmerso en la cultura de la especie humana, (González, Colección de Discursos del Doctor José Eleuterio González sobre Instrucción Pública y otros Opúsculos del mismo autor , 1901) la cual toma lo más selecto de las aportaciones de los individuos para consagrarla como patrimonio colectivo. En este sentido se puede decir que el individuo contribuye con lo mejor que él puede producir para el beneficio completo de la sociedad. La relación adecuada entre individuo y sociedad se puede finalmente hacer porque ambos son creación de Dios.

La idea de progreso ha sido un postulado fundante de la sociología, sobre todo en sus orígenes, tratando de vislumbrar la superación de los problemas sociales de cada época, por esta razón, González se aboca a justificar la adquisición de la ciencia a través de la instrucción para fortalecer el raciocinio del hombre dentro de la sociedad, por otro lado, la ciencia debe estar en constante progreso para conferir el poder del conocimiento actualizado a la actuación al hombre (González, Colección de Discursos del Doctor José Eleuterio González sobre Instrucción Pública y otros Opúsculos del mismo autor , 1901). Pero aún con el conocimiento el progreso puede volverse lento o alejarse del horizonte, puesto que frecuentemente, la ciencia se pone al servicio de fines no solidarios. El progreso siempre debe ser social, y debe ser socio de la probidad, por lo que establece González que “el verdadero y único progreso digno de ser ardientemente deseado” se encuentra en la unión de ambos.

 

Conclusiones

De acuerdo con los planteamientos realizados en este estudio, referentes a la propuesta de fundamentar la producción de reflexiones teóricas sociales tendientes a explicar la sociedad local alrededor de fines del siglo XVIII, en la región noreste de México, se pueden afirmar que:

El enfoque de la reflexión de los autores analizados se dirige hacia la sociedad local, especialmente en cuanto al reconocimiento de los problemas que deben ser de alguna manera solucionados. Los problemas sociales que se reconocen se ubican en los ámbitos de el orden, la política, religión, ciencia, progreso, educación y moral, todos ellos contextualizados en su época bajo la influencia de las ideas sociales provenientes de Europa.

En cuanto a la política, se puede identificar en primer lugar el problema del orden, expresado en cuanto a la crítica de la Revolución Francesa por el desorden causado. También se puede localizar la crítica a Rousseau por sobrevalorar al individuo, disminuyendo el poder de las instituciones como la familia, la religión y el estado. Lo propiamente social se aprecia en cuanto a los principios de igualdad de todos los individuos y la libertad de la que deben gozar. Es de resaltar que la independencia no es señalada como una aspiración de la sociedad.

El progreso se inserta en el análisis a través de la comparación entre sociedades como la de Estados Unidos, Francia y España en relación con México. Los puntos de comparación se ubican en el régimen político republicano federal y democrático contra el monárquico o dictatorial, lo cual hace que las sociedades sean diferentes en cuanto a su nivel de desarrollo. Históricamente las diferencias hicieron posible la conquista de México, la explotación de los indios y sobre todo la implantación de la religión católica y la consecuente legitimación de la dominación española.

La ciencia juega un papel fundamental en el progreso de la sociedad la cual se puede difundir a través de la educación, por lo que se debe pasar a una sociedad educada en la ciencia. Esto a su vez, incidirá en la formación de ciudadanos que constituyan la sociedad para el progreso en donde los fines sociales se superpongan a los egoísmos propios de los individuos sin educación. En este sentido la moral destaca su papel dentro de la sociedad, y se rescata la función de la religión.

La pobreza, la democracia y la desigualdad no son considerados problemas que merezcan ser atendidos, sino que se da por hecho que podrán ser superados con el progreso de la sociedad.

En general se aprecia la formulación de explicaciones sociales acerca de los problemas de la sociedad local, aunque sin alcanzar el rango de conocimiento propiamente científico que orientaría el desarrollo de la sociología a partir del siglo XX.

 

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1 Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México. Correo electrónico: benigno.benavidesmrt@uanl.edu.mx